jueves, 3 de mayo de 2012

¿Otro ministerio?


"Sin decirlo abiertamente, estamos poniendo a competir la vieja concepción sectorial con una visión más transversal de la administración pública.”

El fin de semana pasado los medios nos contaron la última novedad del gobierno.  En el marco de la iniciativa “Todos tenemos algo que dar”, el Presidente Pérez Molina salió al campo con un grupo de voluntarios para darles su baño de realidad nacional: vivir con los pobres un día, comer su comida, hablar con ellos, darse la mano, usar su baño, sentir por un rato sus necesidades. 

Pero no es eso lo que quiero resaltar.  Y no porque sean poco importantes estos ejercicios de sensibilización.  Al contrario, ¡ojalá y fuera la norma en el país!  Si los jóvenes de la capital y cabeceras departamentales tuvieran la oportunidad de salir con frecuencia a exponerse a las condiciones de vida de nuestros paisanos en lugares apartados y mucho más limitados de oportunidades, seguramente nos imaginaríamos a Guatemala de otra manera.  Mucho más incluyente, compartida, de todos.   

Al final de la jornada el Presidente anuncio que analizan crear un ministerio de desarrollo rural que coordine a entidades como la Secretaría de Asuntos Agrarios, el Fondo de Tierras, y a todas las instituciones públicas que desarrollen programas y proyectos para combatir la pobreza en las áreas rurales y políticas de desarrollo agrícola.  Así como lo lee: otro ministerio más.  ¿Qué le parece? 

Algunos no tardarán en saltar con pancartas y a grito pelado bufarán que ya hay suficientes burócratas y trámites en el país.  Que eso solamente contribuirá a hacer todavía más lenta y onerosa la gestión pública.  Otros, probablemente contaremos hasta diez antes de opinar. 

Aunque si lo piensa un poco más despacio, en realidad la idea no está fuera de foco.  Es claro que el organigrama del Estado necesita una remozada.  Ya no responde a las necesidades de momento.  Hay ministerios urgidos de redefinir su papel.  Hay instituciones del Estado que necesitan ganar espacio y autonomía para poder tener más presencia estratégica en la gestión pública.  Como también hay nuevas necesidades que demandan la creación de espacios institucionales inéditos.

Pero además, y quizás aquí es donde valga la pena poner más atención, poco a poco nos deslizamos hacia un nuevo organigrama del sector público.  Primero, el esfuerzo que hizo la SEGEPLAN en materia de descentralización y desarrollo territorial, luego la creación del ministerio de desarrollo social, y ahora la idea de un ministerio de desarrollo rural.  Sin decirlo abiertamente, estamos poniendo a competir la vieja concepción sectorial con una visión más transversal de la administración pública.  Le estamos cambiando la función objetivo al gobierno. 

Lo importante aquí es no caer en la trampa de soluciones “suma cero”.   No se trata de una pelea entre los ministerio de educación y salud versus el ministerio de desarrollo social, o entre el ministerio de agricultura versus un ministerio de desarrollo rural. 

Se trata de reflejar en el aparato público la realidad del país.  En el caso del campo, por ejemplo, hay que reconocer que desde hace muchos años el desarrollo rural dejó de pasar única y exclusivamente por el desarrollo del sector agrícola.  Hay otras dimensiones que definen a los hogares rurales y sus formas de vida. 

En esa medida debemos entonces reflexionar esta gradual reforma del Estado, y definir las competencias de cada institución, la manera en que se coordinarán, los mecanismos que tendrán para monitorear y evaluar sus intervenciones en los territorios y para rendir cuentas a la ciudadanía.  Es la única forma de mejorar la gestión pública y aumentar la presencia pública en las zonas más atrasadas del país. 

Si conceptos como desarrollo territorial, desarrollo social y desarrollo rural son cada vez más una prioridad, y por ello es que se corresponden con una reorganización del aparato estatal; si estamos dispuestos a cambiar la función objetivo de las políticas públicas, dándole un enfoque cada vez más integral y coordinado; y si estas nuevas prioridades se traducen efectivamente en un ejercicio presupuestario que las refleje como tales; entonces iniciativas como las que escuchamos el fin de semana podrían traer buenas noticias para los guatemaltecos.

Prensa Libre, 3 de mayo de 2012.

No hay comentarios:

Publicar un comentario