lunes, 11 de enero de 2016

¿Por qué apoyamos el diálogo político para el desarrollo rural?

Aqui un pequeño video que da unas ideas sobre el valor del diálogo político para impulsar políticas de desarrollo rural.  Lo hemos hecho a través de grupos de diálogo rural (GDR), bajo el supuesto básico de que la mejor política se hace dialogando.

jueves, 7 de enero de 2016

Pocas cosas, pero bien hechas

“Es evidente que el canal de transmisión que va desde la estabilidad macroeconómica al bienestar de hogares e individuos está completamente bloqueado.”

Termina la primera semana del año.  La normalidad regresa poco a poco.  Normalidad hasta que llegue el siguiente sobresalto, que en este caso sucederá en una semana más. 

El gobierno de transición de Maldonado hará entrega al de Jimmy Morales.  Estos días seguramente correrá bastante tinta y chisme para especular, más por el morbo de saber quién llega a qué puesto que por la necesidad de discutir a fondo las prioridades de la administración que está por comenzar.  A nosotros, los del graderío nos corresponde tratar de ir un poquito en contravía.  Porque a cierta distancia, aunque desconozcamos detalles y minucias, se puede esbozar el bosque.  O cuando menos un bosque.  Eso es bueno para tener punto de contraste. 

Al siguiente equipo de compatriotas a quienes tocará sentarse por unos meses en despachos ministeriales les quedará decidir entre intentar hacer de todo y frustrarse por lo abrumador de la tarea, o elegir dos o tres cosas y tratar de hacerlas lo mejor posible.  Personalmente prefiero esto último, pocas cosas pero bien hechas.  Eso sí, siempre que se tomen el tiempo suficiente para elegir estratégicamente sus batallas, y que sean transparentes con la población para contarnos hacia donde enfilarán sus cañones.  Así de simple, estrategia para elegir y transparencia para comunicar.   

A partir de la coyuntura actual y de las necesidades más apremiantes de la población, parece que hay dos objetivos estratégicos que harían mucho sentido en el 2016: lucha frontal contra la pobreza y promoción del dinamismo económico a nivel territorial. 

Aunque no hace falta justificar mucho su racionalidad, digamos que en el caso de pobreza las últimas cifras revelada por el INE han hecho sonar suficientemente las alarmas.  Es evidente que el canal de transmisión que va desde la estabilidad macroeconómica al bienestar de hogares e individuos está completamente bloqueado. 

Y en el caso del dinamismo a nivel territorial también se puede decir otro tanto.  Por una parte, los beneficios de años de bonanza por la que atravesó la región no dieron mucha tracción a la economía nacional.  La llamada “década de América Latina” pasó prácticamente desapercibida para los guatemaltecos.  Y por la otra, esos amplios niveles de desigualdad entre territorios son un llamado urgente a una política de inversión pública que persiga una –¡y solo una!– cosa: cerrar brechas, de infraestructura, de calidad educativa, de acceso a la salud, de impartición de justicia.  

Pero en términos concretos, ¿en qué se deben traducir estos dos objetivos estratégicos para la administración Morales?

En cuanto al combate a la pobreza, en la articulación de una agresivísima política social, la cual necesariamente descansa en una institucionalidad con suficiente músculo financiero, humano, y el mayor respaldo político del presidente.  El ministerio de desarrollo social debe constituirse en punta de lanza para este esfuerzo, emulando esfuerzos similares que se han observado en países como Brasil, Perú, Chile y México.

En relación a la promoción del desarrollo territorial, la puerta natural de entrada está en el sistema de consejos de desarrollo (a nivel territorial) y en un relanzamiento del sistema nacional de inversión pública (a nivel central), de manera tal que los recursos que se destinan a municipios sean efectivamente invertidos en obra que cumpla con dos criterios: transparencia en la identificación de proyectos de inversión, y búsqueda de la mayor rentabilidad social posible.  Aquí el papel del Ministerio de Finanzas Públicas y la SEGEPLAN son críticos.   

Si al final de sus cuatro años la administración Morales nos hereda dos cosas solamente: un país con al menos 20% menos de pobreza y un sistema de inversión pública blindado de caciques locales, podremos decir que habrá hecho una contribución sustantiva que la población sabrá reconocerle.