miércoles, 25 de julio de 2012

Los hombres de negro

“González da una buena lección de cómo pueden utilizarse los liderazgos y experiencia política.  Del papel esencial que tiene la oposición en el juego democrático.”

La última entrevista a Felipe González es algo que vale la pena leer con detenimiento.  Un bombardeo nutrido de ideas y análisis que, aunque repetido por muchos otros, no siempre han encontrado el músculo de haber sido dichas por alguien con el peso del ex presidente español o la suerte de caer en campo fértil y resonante como El País de España.  

El llamado de atención a la importancia y riesgo en que se encuentra la Europa moderna y el concepto mismo de democracia, la crítica a esa construcción teórica llamada racionalidad de los mercados, el abuso de la tecnocracia y sus “hombres de negro”, la aplicación e interpretación selectiva de la norma,  son solamente algunos ejemplos de por dónde viene la cosa.  El siguiente texto es solo una pequeña muestra:

“ Me preocupa cómo crecen en los medios, incluso en la derecha más conservadora, las presiones sobre las bondades de un Gobierno tecnócrata. Me preocupa no solo por la deslegitimación de la democracia sino porque me parece un error serio, más allá de las equivocaciones que cometa el político A, B o C. Es un error. Llamamos —no quiero poner nombres para que no se ofendan en Europa— a los mismos que nos han llevado a la crisis pero, ahora, como especialistas para gestionar la salida. ¿Quiénes son los gestores disponibles de Goldman Sachs para que nos ayuden a salir de la crisis como buenos tecnócratas? ¿Qué responsabilidad tiene Goldman Sachs? Todo esto me parece un desastre. Lo que sí que creo es que el Gobierno debería ser consciente de dos cosas: uno, que los ciudadanos tienen derecho a saber qué es lo que están haciendo, por qué lo están haciendo y con qué objetivo. Y punto número dos, que una operación de esa naturaleza exige un consenso entre todos los actores, por tanto un consenso nacional.”

La entrevista me provocó dos reflexiones, una global y otra local. 

En el plano global me quedé con la sensación de preguntar ¿dónde han estado los mejores voceros internacionales de centro izquierda durante toda esta crisis (Clinton, Blair, Da Silva, Cardoso, Lagos, y otros)?  Ya sé que han hecho su parte en lo individual, pero a veces me cuestiono si no hizo y sigue haciendo falta más cohesión y contundencia en el discurso.  Para incidir con más fuerza en el tipo y ritmo de las grandes decisiones que siguen quedando pendientes. 

En un plano más local, creo que González da una buena lección de cómo pueden utilizarse los liderazgos y experiencia política.  Del papel esencial que tiene la oposición en el juego democrático.  De lo importante que es tener visión de Estado cuando se hace gobierno, y saber cuándo hay que cerrar filas como país, convocar a un gran diálogo nacional y enfrentar desafíos que superan intereses sectoriales o partidarios.    

Es ese el tipo de diálogo informado, crítico y balanceado que hay que fomentar.  Uno en el que se cuenten ambos lados de la historia, sin dogmatismos que arrinconan e impiden lograr acuerdos. 

Prensa Libre, 26 de julio de 2012.

jueves, 19 de julio de 2012

Supuestos, quimeras y élites

“Las experiencias vividas (…) debieran volver al país, inoculadas en el día a día de estos muchachos privilegiados, que están siendo ya los nuevos interlocutores de un sector muy influyente.”

Caminaba un día de tantos al lado del ministro.  Esos espacios dispersos y cortos, pero tan valiosos, que hay entre una reunión y otra. Allí aprendí que ese es un buen momento para escuchar mensajes, trasladar visiones, formar opinión sobre distintos temas, de coyuntura ó estructura, a nivel local, nacional ó internacional.  No siempre se puede, eso también es verdad.  A veces el funcionario no da el espacio, a veces no da la talla.  Pero con él sí se podía.

En una de tantas hablamos sobre el recambio de liderazgos en el país.  La oportunidad que se abre cada vez que una nueva generación accede a posiciones que poco a poco van cediendo los que salen de escena.  Esas pequeñas ventanas de oportunidad son preciosas.  Sobre todo en un país tan chico como Guatemala, en donde el espacio de toma de decisión es como el juego de las sillitas musicales: hoy este es mi lugar, mañana me sentaré en el tuyo, y pasado mañana en el de aquel otro.  Así hasta que otro patojo venga y quiera jugar con nosotros, y entonces alguien tendrá que salirse, porque las sillitas están cabales.   

Mi argumento era que el país iba a entrar lenta pero naturalmente en un proceso de mayor apertura al diálogo, donde ideas modernas y progresistas paulatinamente se abrirían espacio en las discusiones de los grandes temas nacionales.  Dicho razonamiento descansaba fundamentalmente en dos hechos. 

Primero, la distancia histórica de capítulos que polarizaron tanto las relaciones sociales y políticas en el país poco a poco tiene que surtir efecto.  El protoplasma que la protagonizó desaparecerá.  El polvo de la emotividad eventualmente tendría que asentar.  Allí volveríamos a tener la oportunidad dialogar y ojalá alcanzar acuerdos mínimos que enrumbaran el país en el mediano plazo. 

Y segundo, el proceso de formación en el exterior al cual tienen cada vez más acceso nuestros jóvenes intelectuales, pero del cual las élites económicas tampoco están exentos, tiene que aportar nuevos referentes, formas de vida en sociedad, marcos teóricos e institucionales.  Las experiencias vividas en América del Norte y del Sur, en Europa, e incluso en Asia, debieran volver al país, inoculadas en el día a día de estos muchachos privilegiados, que están siendo ya los nuevos interlocutores de un sector muy influyente en el país.

Meses después volvimos a vernos con el ministro, en el mismo teatro de reuniones internacionales.  Corriendo entre agendas, borradores de discursos, sesiones plenarias y almuerzos apurados.  Se volvió a abrir un espacio de conversación, y fue él quien esta vez comenzó diciendo: me quedé pensando en aquella conversación que tuvimos sobre la mayor apertura de las elites económicas como producto de liderazgos jóvenes.  Y ¿sabe qué pienso? Que será difícil.  Porque no es generacional.  Hay algo más de fondo que opera y que lo impide.  Entonces me quedé callado, respetando ese punto de vista distinto al mío. 

Tal episodio me vino a la mente después de leer la entrevista de Beatriz Colmenares a Andrés Castillo, y la visión que el presidente del CACIF trasluce sobre la multiculturalidad que nos define.  No quiero perder la fe.  Me gustaría en unos años poder levantar el teléfono o ir a visitar al ministro, y poder decirle ¡vio que yo tenía razón!  Pero luego suceden cosas como esta, y quedo con la sensación de haber razonado sobre supuestos equivocados, cuando no sobre una simple quimera.

Prensa Libre, 19 de julio de 2012.

miércoles, 11 de julio de 2012

Los senderos que se bifurcan

“(…) fundamentalmente han sucedido dos cosas: el centro de gravedad de la crisis se ha movido de los Estados Unidos a Europa y ha aumentado la incertidumbre sobre la desaceleración económica de China.”

Seguirle la pista a la coyuntura económica internacional es de suyo un ejercicio interesante y necesario.  Sobre todo desde la crisis de Lehman Brothers y la Gran Recesión que vino después, de la cual el mundo parece haber quedado en un estado de convalecencia prolongado y muy inestable.  Las razones de dicha fragilidad pueden ser varias. 

En ciertos casos porque los mecanismos nacionales e internacionales para tomar decisiones sustantivas operan con demasiada lentitud.  En otros porque simplemente las medidas de ajuste han cargado la mano demasiado hacia una dimensión (corrección fiscal) en desmedro de otras dimensiones tanto o más importantes para la estabilidad social, como la generación de empleo.  Cualquiera sea la razón, la sensación es siempre la misma: no se ha hecho lo suficiente y por ende seguimos en riesgo. 

En este contexto, recientemente fue publicado el informe macroeconómico 2012 del Banco Interamericano de Desarrollo titulado “El mundo de los senderos que se bifurcan.  América Latina y el Caribe ante los riesgos económicos globales”.  Interesante trabajo que da continuación al análisis del año anterior en el cual nos presentaba una región moviéndose en dos velocidades.

Por un lado, un grupo de países exportadores netos de commodities con alta exposición al comercio internacional de bienes y servicios con mercados emergentes, y baja dependencia de remesas provenientes de países industrializados.  Y por el otro, economías con características opuestas: mayor exposición con economías industrializadas y mayor dependencia de remesas provenientes de aquellos países.  El impacto de la recesión americana y el boom de precios internacionales era claramente diferenciado entre ambos grupos.    

El informe actualiza las condiciones económicas mundiales, en donde fundamentalmente han sucedido dos cosas: el centro de gravedad de la crisis se ha movido de los Estados Unidos a Europa y ha aumentado la incertidumbre sobre la desaceleración económica de China. 

A pesar de ello, el reporte mantiene un cauto optimismo con respecto a la región.  Los logros en materia de crecimiento, la capacidad de responder a choques externos, y el aprendizaje que se ha tenido en la implementación de políticas económicas y sociales, hacen pensar que Latinoamérica sigue a flote y con capacidad de enfrentar los cambios en el entorno global. 

Sin embargo, no deja de señalar focos de atención importantes.  La amenaza que constituye depender en exceso de productos primarios como el cobre para el caso peruano y chileno, o cereales para el caso de Argentina y Brasil, que podrían verse impactados negativamente por una contracción en China; las entradas de capital, que en economías emergentes muchas veces están asociadas a una crisis bancaria o recesión; la necesidad de mejorar el diseño de medidas contracíclicas para que efectivamente puedan cumplir dicho papel, expandiéndose en momentos de necesidad, y desmontándose cuando el entorno económico mejora; ó la exposición a bancos extranjeros, especialmente europeos, que pueden constituir un canal de contagio ante un frenazo en la economía del viejo mundo.

Habrá que ver cuál de todos los posibles senderos que se bifurcan finalmente ocurre, y si en efecto la región puede volver a enfrentar un nuevo remezón y salir bien librada.

Prensa Libre, 12 de julio de 2012. 

miércoles, 4 de julio de 2012

Enorme y desigual

“Más claro ni el agua: o se dialoga o no se avanza.”

México va a ser siempre un referente para Guatemala.  Históricamente ha sido como un hermano mayor.  De esos con los que se tiene una relación cordial, a ratos más estrecha, y por momentos guardando una prudente distancia. 

Es el segundo país más poblado de Latinoamérica, con el cual compartimos la mayor cantidad de kilómetros de frontera.  Nuestro cuarto comprador de exportaciones y segundo vendedor de importaciones.  Y además, es el paso natural hacia los Estados Unidos de nuestros paisanos que deciden migrar al norte, y de las armas y droga que circulan en doble vía. 

De allí la importancia de tomarle el pulso a lo que ha pasado el último domingo durante el evento electoral.  Un resultado que, en apariencia, no arrojó tantísimas sorpresas, sobre todo para fortuna del candidato que salió más votado en las urnas.     

Inmediatamente han comenzado a brotar los análisis sobre lo que podrán ser temas prioritarios, al menos al inicio del sexenio.  Productividad, seguridad, y diálogo político parecen estarse instalando. 

El primero ha aparecido por lo menos de tres maneras.  Como la necesidad de una reforma laboral, pero también a través de una reforma educativa que aumente la calidad y el desempeño de los estudiantes, y en la necesidad de articular mejor los sistemas de protección social a la dinámica de los mercados laborales y las perspectivas de inserción de los usuarios de tales programas.  Todo va en la misma dirección: aumentar la productividad de la mano de obra mexicana, reconociendo que es allí en donde reside la sostenibilidad del crecimiento económico, pero también la posibilidad de reducir pobreza y desigualdad. 

En cuanto al segundo, aunque bastante ausente durante la campaña electoral, comienzan a aparecer declaraciones que habrá que seguir con atención.  Por ahora, el presidente electo ha dicho por un lado que no habrá “ni pacto ni tregua”, y por otro lado también ha hablado de obtener resultados inmediatos, de rexaminar la política actual de la administración Calderón, de extender el diálogo con los Estados Unidos a temas de control de demanda.  Este es un tema particular interés y sensibilidad para los centroamericanos, quienes vivimos las consecuencias, reacciones y reacomodos del crimen organizado transnacional, ante las medidas que se toman al otro lado del Suchiate. 

Finalmente, en el frente político, los nuevos titulares del poder público tienen que estar muy conscientes de que estarán en la mira de una parte de la ciudadanía que ha manifestado con mucha fuerza su inconformidad por la mediatización de la democracia.  Muñoz Ledo señala en una columna de opinión que el movimiento #YoSoy132 (sic) “ha sembrado dos cuestiones fundamentales: la indispensable democratización de las telecomunicaciones y la introducción de métodos de participación social en la toma de las decisiones”. 

Pero además, en las urnas el mensaje también ha quedado claro: el PRI no obtuvo mayoría absoluta en el congreso, más del cincuenta por ciento de la población no los quería en la presidencia, y en el Distrito Federal la victoria del candidato del PRD fue arrolladora.  Más claro ni el agua: o se dialoga o no se avanza.  

Como dice el diario El País, “el nuevo inquilino de Los Pinos tendrá un trabajo titánico por delante: gobernar durante seis años un país enorme y desigual".  Y por si fuera poco, deberá hacerlo con un partido señalado de vicios y corruptelas de larga data. 

¿Cuál será el tono de la relación que Guatemala tendrá con México en los siguientes años?  No lo sabemos.  El interregno apenas comienza.

Prensa Libre, 5 de julio de 2012.