jueves, 27 de agosto de 2009

El León del Senado

“Hoy es recordado como un abanderado de la justicia social, y como un demócrata que supo navegar en las aguas políticas durante años muy adversos para su partido, cuando el conservadurismo era mayoría, política e ideológicamente”.

Tras una larga, intensa, y muy fructífera vida política, y envuelto en una última lucha contra un cáncer cerebral, el martes pasado murió el Senador por Massachusetts Edward – Ted – Kennedy. Tenía 77 años.

León del Senado, Demócrata de cepa, orgulloso liberal, y activo defensor de la justicia social. Así lo han definido varios cables de prensa y entrevistas a líderes políticos, analistas y académicos.

Fue el menor de nueve hermanos de la familia que procrearon Joseph y Rose Kennedy, y heredero del negocio principal de la familia: la política. Probablemente las dos figuras más visibles del clan Kennedy fueron sus hermanos mayores, John y Robert, ambos asesinados en los años sesenta. El primero en 1963, siendo Presidente del país; y el segundo en 1968, durante las elecciones primarias del partido Demócrata en California.

Entró al Senado en 1962 a la edad de 30 años, para completar el período de su hermano John, quien dos años antes había sido elegido como Presidente de los Estados Unidos. A partir de entonces permaneció en dicha posición, llegando a ser el segundo más antiguo miembro de dicho cuerpo – después del Demócrata Robert Byrd por West Virginia –, y uno de los seis senadores en la historia de los Estados Unidos con más de 40 años de servicio.

En 1980 intentó dar la pelea por la Casa Blanca, como candidato retador del entonces presidente demócrata, Jimmy Carter, pero no tuvo éxito. El estigma de un confuso accidente automovilístico ocurrido en 1969, en donde perdió la vida su acompañante, hizo prácticamente imposible que su candidatura despegara.

Pero el simbolismo de Ted Kennedy en la vida nacional de los Estados Unidos ha llegado todavía más lejos. Para algunos, fue la bisagra histórica del cambio y la renovación generacional en la política norteamericana. Recogiendo en los años sesenta la estafeta de sus hermanos Jack y Bobby, y entregándosela al hoy Presidente Obama.

Todavía está fresca en la memoria su aparición en la convención del partido demócrata hace justo un año, convaleciente por una intervención quirúrgica. Allí hizo público su apoyo al entonces candidato diciendo: “(…) he venido aquí hoy por la noche para acompañar el cambio de América, para restaurar su futuro, para que nos levantemos sobre nuestros mejores ideales, y para elegir a Barack Obama presidente de los Estados Unidos”.

Hoy es recordado como un abanderado de la justicia social, de reformas educativas, de salud, de los derechos civiles y laborales. Pero también como un demócrata que supo navegar en las aguas políticas durante años muy adversos para su partido, cuando el conservadurismo era mayoría, política e ideológicamente.

Hizo suya la batalla por la necesaria reforma al sector salud en su país, siendo autor de la obra “In critical condition: the crisis in America's health care”. De hecho, una de sus últimas apariciones públicas fue para apoyar la propuesta de reforma para dicho sector que actualmente impulsa la Casa Blanca. En un video se rescatan sus emblemáticas palabras “this time we will not fail” (esta vez no fallaremos). Definitivamente será un aliado que hará mucha falta en esta dura batalla.

Distintos líderes políticos que compartieron espacio con el Senador Kennedy, ya sea en la arena doméstica o internacional, le han reconocido dos grandes cualidades. La primera, su efectividad como miembro del senado, acompañada de una profunda vocación como servidor público. Es decir, un hombre que lograba hacer avanzar agendas en base a trabajo y determinación.

Y la segunda, su habilidad para lograr consensos con oponentes, muestra clara de que el arte de hacer política supone a veces buscar el campo común, hacer concesiones, y tejer compromisos para lograr avanzar hacia un objetivo mayor.

Por todo este legado que deja Ted Kennedy es importante recordarlo hoy. Sobretodo para que las nuevas generaciones sepan que la participación política y el servicio público han sido y seguirán siendo muy importantes en la construcción de toda sociedad.