jueves, 2 de junio de 2011

Desempleo, desigualdad y juventud

“La distribución del ingreso nacional norteamericano está cambiando. La proporción que va a sueldos y salarios como retribución al factor trabajo ha disminuido a favor de las ganancias de las empresas (retribución al factor capital) y también en favor de los trabajadores altamente cualificados.”

El pasado 20 de mayo la Universidad de Georgetown confirió el doctorado honoris causa a uno de los economistas más influyentes del siglo XX: Robert Merton Solow. Profesor emérito del M.I.T., premio Nobel en economía en 1987, cuya principal contribución ha sido a la teoría del crecimiento económico.

El acto tuvo lugar durante la graduación de la promoción de estudiantes de maestría en administración de empresas. Y fue a ese grupo de alumnos a quienes Solow dirigió su discurso, reflexionando sobre las condiciones económicas en las que tocaría desempeñarse profesionalmente a tales jóvenes.

En su opinión, la economía en que tocará trabajar a las nuevas cohortes de profesionales – principalmente en los Estados Unidos y buena parte del mundo desarrollado – tendrá dos características distintivas: desempleo y desigualdad. ¿Por qué?

En primer lugar, la recuperación económica después de la crisis financiera y posterior recesión ha sido lenta. El producto interno bruto norteamericano había alcanzado su punto más alto a finales de 2007 y solamente hasta el último trimestre de 2010 volvió a tener un nivel similar.

Sin embargo, a diferencia de otras crisis económicas, la capacidad productiva no se vio alterada mayormente, con lo cual Estados Unidos tiene hoy 3 años de capacidad potencial por utilizar. Al ritmo actual tomará más o menos cinco años para que ese potencial sea usado, y solamente entonces el desempleo retornará a niveles pre-crisis. Mientras tanto se observarán niveles elevados de desempleo. Esa es la primera característica distintiva.

En segundo lugar, la distribución del ingreso nacional norteamericano está cambiando. La proporción que va a sueldos y salarios como retribución al factor trabajo ha disminuido a favor de las ganancias de las empresas (retribución al factor capital) y también en favor de los trabajadores altamente cualificados.

Lo que Solow observa para el empleo calificado en Estados Unidos se da de forma parecida en América Latina. En nuestra región los datos sugieren que los retornos a la educación se han vuelto crecientes, indicando que los mercados laborales están retribuyendo más que proporcionalmente a aquellos trabajadores con mayor escolaridad.

Si la compensación que reciben las personas (factor trabajo) crece tan rápido como la productividad – recuerda Solow – entonces la proporción del ingreso nacional que llega a dicho factor se mantiene más o menos constante. El problema es que desde 2001 la productividad americana ha aumentado 3 veces más rápido que lo que ha aumentado sueldos y salarios.

Con ello, la proporción del ingreso nacional que se va al capital ha crecido y por lo tanto la parte del ingreso nacional que va a sueldos y salarios ha disminuido. ¿Por qué se ha dado este cambio en los últimos años? El profesor no tiene una respuesta definitiva, pero aventura un par de hipótesis.

Por un lado puede ser que nuevas tecnologías favorezcan el capital sobre la mano de obra, y con ello la retribución a trabajadores altamente calificados también se incrementa. Por otro lado los efectos de la globalización han vuelto el capital tremendamente móvil, mientras que el factor trabajo se mueve más lento y generalmente en una sola dirección – hacia aquellos lugares en donde sueldos y salarios son mayores, e.g. EEUU y Europa –.

En cualquier caso, aumentos en la retribución que recibe el factor capital y la mano de obra calificada puede generar aumentos en la desigualdad, entre aquellos que están más educados con respecto a aquellos que no lo están. Además, esta redistribución en las remuneraciones a los factores de producción es una tendencia difícil de revertir.

En el largo plazo – concluye Solow – los principales determinantes de la tasa de crecimiento de los países siguen siendo los mismos: capacidad de innovar tecnológicamente; inversión en capital físico, software y equipo necesario para implementar las nuevas tecnologías; y la tasa de inversión en conocimiento y habilidades (mano de obra calificada) necesarias para organizar y operar las nuevas posibilidades de producción.

Así que los jóvenes de hoy deben no solamente insertarse en un ambiente que premia cada vez más la cualificación y los retornos al capital, sino que deben hacerlo en un contexto de alto y prolongado desempleo. ¡Menudo reto!

Prensa Libre, 2 de junio de 2011.

1 comentario:

  1. con las perspectivas tan desalentadoras de los vecinos del norte,¿¿ como la pasará latinoamerica?? y ¿¿que rutas alternas se podran tomar para evitar el fenomeno???

    ResponderEliminar