miércoles, 14 de mayo de 2014

Tres mensajes latinos

“Bien sabemos que la región no es la más pobre del mundo pero sí la más desigual.”

La semana pasada tuve la oportunidad de participar en el 35 período de sesiones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).  Nunca antes había asistido a una de sus reuniones y debo decir que salí con una impresión muy grata.  Es un espacio privilegiado para tomarle el pulso a la región y escuchar cómo están leyendo los gobiernos de cada país la coyuntura económica y política. 

Pero además, es una buena oportunidad para conocer el trabajo y propuesta conceptual de este organismo de Naciones Unidas, que desde sus orígenes se ha caracterizado por generar ideas alternativas y pensamiento crítico con relación a los desafíos de desarrollo que enfrenta Latinoamérica.  Durante los últimos años han enfocado su trabajo en lo que hoy llaman “la trilogía de la igualdad”.  Partieron con un primer documento presentado en Brasil en el año 2010 titulado “La hora de la igualdad: brechas por cerrar, caminos por abrir”; luego con una segunda reflexión discutida en El Salvador en el año 2012, “Cambio estructural para la igualdad: una visión integrada del desarrollo”; y ahora en Perú (2014) ponen sobre la mesa “Pactos para la igualdad: hacia un futuro sostenible”. 

Seis años de esfuerzo y reflexión sistemática que debiera servirnos de referente para seguir profundizando la discusión que estamos teniendo en la región sobre cómo reducir esas diferencias tan abismales que existen entre poblaciones y territorios, en una región tan rica como desigual.

Escuché tres ideas con mucha fuerza y consistencia.  Tres mensajes latinos para los latinos pero también para el resto del mundo.

El primero, reconocer lo oportuno de este planteamiento sobre equidad, que llega en momentos en los cuales se está definiendo la agenda de objetivos de desarrollo sostenible (ODS).  Eso que llamamos el post 2015, y que sin duda alguna dará forma y contenido a la manera en que el mundo cooperará en los siguientes diez o quince años. 

Así, en una coyuntura internacional tan especial, es importante que los latinoamericanos logremos construir una narrativa mínima sobre el papel que tiene la desigualdad y el imperativo que supone superarla para garantizar la sostenibilidad de nuestras democracias y economías.   Bien sabemos que la región no es la más pobre del mundo pero sí la más desigual.

Esto me lleva al segundo mensaje, el cual tiene que ver con la crítica generalizada que la región está haciendo a la renta nacional como indicador de desarrollo, y la necesidad de revisar ese clasificador de países de renta media (MIC, por sus siglas en inglés).  En contextos de mucha desigualdad sabemos muy bien que los promedios son una ilusión óptica del bienestar.  No son la variable más informativa ya que esconden diferencias extremas entre grupos e individuos.  Para muestra un botón: solamente en América Latina y Caribe el arco es tan amplio que va desde Chile hasta Haití.          

Finalmente, escuché repetir mucho la cifra de los 600 millones de latinoamericanos, de los cuales cerca del 80% habita en ciudades.  Eso pareciera que en automático se está colocando el acento en lo urbano al momento de pensar nuestro mediano plazo.  Sin embargo, no podemos perder de vista que es un mensaje que, mal interpretado, puede complicar la vida a la friolera de 120 millones de ciudadanos rurales.  Y como también sabemos, ellos se alojan en la cola inferior de la distribución.  Es justamente en el espacio rural en donde se manifiestan con más nitidez esas brechas estructurales que definen a América Latina. 

Cualquiera sea nuestra opinión o preferencia, no podemos desconocer que la región, con ayuda de insumos como estos que hoy nos comparte CEPAL, está consolidando una propuesta bastante articulada y con muchas posibilidades de tener tracción en la arena global.  Será cuestión de seguir trabajando coordinados en la venta política para que efectivamente se traduzca en acuerdos, metas e indicadores, pero sobre todo en acciones concretas de nuestros Estados nacionales.

Prensa Libre, 15 de mayo de 2014.

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