jueves, 17 de julio de 2014

Pedro el Miskito

“(…) los economistas usualmente omitimos de nuestro análisis el valor cultural y de cohesión social que pueda tener un factor de la producción.”

Visité Pearl Lagoon hace poco más de un año.  Esa vez llegamos a Bluefields por aire, y de allí tomamos una “panga” (lancha) que nos llevó hasta allá.  Fue un trayecto inolvidable.  Vegetación exuberante, población amable, era como estar metido en una novela de García Márquez, atravesando la versión nica del Magdalena colombiano. 


Esta vez teníamos muy poco tiempo, así que nos fuimos directo desde Managua.  Al llegar nos recibió la comunidad con su característica calidez. Como de costumbre, durante la visita nos mostraron algunos de sus proyectos de desarrollo y también tuvimos espacio para dialogar con miembros de las organizaciones de productores y autoridades locales. 

A la hora del almuerzo comenzaron las palabras de agradecimiento, obsequios, fotos, y despedidas.  De repente se levanta un orador en nombre de los Miskitos y con mucha sencillez y claridad comenzó a darnos una explicación del sentido que para ellos tiene la propiedad comunal de la tierra.  Nos hizo una reseña del significado que tiene para esas poblaciones que han habitado el lugar desde hace varios siglos.  Nos habló de cómo la propiedad colectiva es para ellos no solamente factor de generación de ingresos, sino de cohesión social e identidad. 

“Si tomas a uno de nosotros y le quitas la tierra, ¡se vuelve nadie! Para nosotros la tierra es tan importante que la llamamos Mother Land.  Esa es la manera como nos relacionamos con la tierra, como con nuestra mamá, y por eso estamos dispuestos a defenderla hasta con el último aliento de vida que nos quede.  Porque ¿quién de ustedes no defendería a su propia madre así?”

Continuó hablando sin notas en la mano, sin ningún discurso preparado, simplemente como le fuera saliendo.  Y a medida que avanzaba capturó nuestra atención por completo, se emocionaba él y nos contagiaba a todos los demás. 

Pero más allá de la emotividad de la anécdota, lo que quiero rescatar hoy es este tema viejo de la tenencia de la tierra.  El reconocimiento de distintas formas de propiedad, incluyendo la comunitaria, aporta una perspectiva distinta al pensamiento económico “mainstream”, muy acostumbrado a pensar en clave individual.  Lo colectivo, lo social, como que muchas veces estorba a los economistas, y para salir del problema analítico o práctico que nos provoca, lo asociamos con teorías de bienes públicos, la tragedia de los Comunes, e ineficiencia económica en el uso de los recursos.  

Los economistas usualmente omitimos de nuestro análisis el valor cultural y de cohesión social que pueda tener un factor de la producción, en este caso la tierra.  Y en países con tejidos sociales complejos como Guatemala, Nicaragua, Bolivia, Perú, Brasil, por citar algunos ejemplos de la región, este es un vacío muy importante que genera lecturas incompletas y equivocadas sobre la sociedad en la que vivimos y a la que aspiramos darle unas condiciones de vida cada vez mejores. 

Pedro Enrique Ordoñez se llama este hombre de origen Miskito, que con la sabiduría que dan los años y la riqueza cultural de estos pueblos de la costa atlántica nicaragüense, fue capaz de provocar esta reflexionan.  Creo que de la historia de aquel país y sus regiones autónomas en el Atlántico Norte y Sur (RAAN y RAAS), así como de los ejidos y comunidades en México, podemos los guatemaltecos obtener elementos para sacarle más partido a nuestra propia multiculturalidad.

La diversidad es riqueza, no lastre.


1 comentario:

  1. Muy buen articulo. Lo acabo de leer en Prensa Libre.

    Creo que no has cambiado mucho de como te recuerdo de cuando estudiaba en el Liceo.

    ResponderEliminar