jueves, 15 de noviembre de 2012

¿Clase media o ingreso medio?

“En otras palabras, una cosa es un país de ingreso medio y muy otra es una sociedad de clase media.”

El Banco Mundial ha publicado recientemente un estudio titulado “Economic mobility and the rise of the Latin American middle class”.  La cobertura mediática que ha tenido el mismo y las opiniones tan diversas y ricas que ha generado entre expertos hace pensar que bien podría constituirse en un tema central para la agenda de la región en los próximos años – dicho sea de paso, eso no estaría nada mal.  Es un tema que se complementa y sigue la secuencia lógica de la discusión tan fuerte que se tuvo hace algunos años sobre pobreza, y más recientemente sobre el papel que la protección social juega para su reducción.  

El documento provoca varias reflexiones, resalto solamente tres.  La primera tiene que ver con el crecimiento significativo de un grupo social latinoamericano que hoy intenta ser bautizado como clase media.  Allí mismo comienza a surgir el debate, haciendo reaparecer la vieja discusión de si los niveles de ingreso bastan para pertenecer a tal o cual estrato, o si más bien hay que considerar otras dimensiones como educación, tipo de empleo y propiedad de activos para tener una definición más completa y sobre todo sostenible en el tiempo.  En otras palabras, una cosa es un país de ingreso medio y muy otra es una sociedad de clase media. 

La segundo reflexión deriva de los factores que han permitido el aumento en tamaño de este grupo socioeconómico.  Según el reporte son esencialmente tres: crecimiento económico dinámico, bajo desempleo y reducción de la desigualdad en varios países de la región.  Aquí es relevante el énfasis que se da al crecimiento económico como motor principal de la expansión de una clase media, en contraposición al protagonismo que han tenido las políticas de protección social para la reducción de la pobreza y mejoras en la distribución del ingreso. 

La tercera reflexión está relacionada con las implicaciones que este fenómeno puede tener en la región.  Una de las más importantes tiene que ver con cómo una clase media más grande puede además contribuir a tener mayores niveles de movilidad social y cohesión social.  Porque al final del día solamente así es que se podrá decir que Latinoamérica efectivamente ha alcanzado mayores niveles de desarrollo y no solamente de ingreso.    

De alguna manera el referente implícito que todos tenemos en la cabeza cuando se piensa en sociedades de clase media son países como Canadá y la región escandinava, en donde la forma no es piramidal, con muchos pobres en la base y pocos ricos en la cima, sino  más bien como una cebolla, en donde el grueso de la población pertenece a un estrato sin excesos ni miserias. 

En lo inmediato, el reto que tenemos por delante los latinoamericanos es mantener viva la discusión.  Darle tanto empuje y fuerza como la que tuvo la de reducción de pobreza.  Este puede (quizás debe) ser el tema central de países de ingreso medio como los nuestros.  Aún en aquellos como Guatemala, con un alto porcentaje de pobreza y alta desigualdad, debatir estos temas nos debe dar un sentido de orientación, de saber en términos concretos hacia dónde hay que dirigir energías y esfuerzos. 

En el mediano plazo, la aspiración debe ser encauzar este crecimiento de un estrato socioeconómico con mayor capacidad de compra y ahorro en una auténtica clase media, capaz de valorar y exigir bienes públicos y una calidad en sus instituciones estatales que le garanticen el bienestar adicional que sus ingresos no van a poder comprar jamás. 

Prensa Libre, 15 de noviembre de 2012.

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