domingo, 14 de octubre de 2012

Entre fuentes y lagos

“Reflexiones todas en clave latinoamericana, matizadas por las experiencias que cada uno de estos dos intelectuales ha acumulado a lo largo de su vida.”

Dos de los mejores intelectuales que tiene la izquierda latinoamericana se juntaron a hablar hace unos meses en un hotel de Londres.  A tener una conversación amplia, franca, nada acartonada.  A ventilar ideas, reflexionar sobre la coyuntura mundial y a preocuparse mutuamente sobre los desafíos que enfrenta la Latinoamérica del siglo XXI.  Ese diálogo fue puesto en forma de libro y se llama “El siglo que despierta”. 

Ricardo Lagos, socialista, intelectual  y político chileno, miembro del equipo de gobierno del presidente Salvador Allende, quien fuera derrocado y muerto durante el golpe militar de septiembre de 1973.  Tras vivir exilios fue una de las figuras que, como dice el prólogo del libro, “puso en vilo a Pinochet y luego contribuyó decisivamente a deshacer su funesta construcción dictatorial”.  En el año 2000 se convierte en el tercer presidente de la democracia chilena – después de Patricio Aylwin y Eduardo Frei – apoyado por una coalición de partidos que gobernó el país por dos décadas ininterrumpidas. 

Todavía recuerdo la emoción que nos causó a miles de jóvenes su campaña y triunfo electoral.  Los mítines en la plaza Brasil, la celebración en el parque forestal con grupos musicales, y el nudo en la garganta que se nos hizo a todos en la plaza de la Moneda cuando el electo presidente Lagos salió esa misma noche a darnos su primer discurso al mismo balcón desde donde Allende había pronunciado el suyo, y al rendirle un homenaje póstumo se le quebró la voz y todos inundamos de inmediato ese espacio con aplausos y vítores.  

Carlos Fuentes (1928-2012), mexicano nacido en Panamá, diplomático, intelectual progresista, profundamente democrático, uno de los máximos exponentes de la narrativa mexicana.  Junto a Lagos, igualmente testigo y protagonista de ese intenso siglo XX que mi abuelo muchas veces comparaba con El Renacimiento.  Autor de obras como Terra Nostra, La silla del águila, Agua Quemada, Todas las familias felices, entre muchas muchas otras. 

En una de sus últimas entrevistas, al referirse a su oficio, a la creación literaria, Fuentes dijo que uno tenía que tener mucho miedo de escribir.  Porque no es un acto natural, como comer, hacer el amor o dormir.  Es un acto contra natura, es oponerle la escritura a la naturaleza y con ello decirle que no se basta a si misma sino que necesita otra realidad, un añadido que es la imaginación literaria.  Recordó también cómo la literatura no es una actividad inofensiva, ¡para nada!  De allí la violenta reacción que regímenes dictatoriales han tenido ante ciertas obras y sus autores.

Pues estos fueron los dos personajes que decidieron conversar sobre una gama amplia de temas, que van desde los efectos de la globalización, cómo seguir avanzando para superar la pobreza, el papel de la política, la importancia que tiene la cultura, el valor de las utopías, nuevos y viejos actores – Europa, Cuba, Brasil, España, China –, indigenismo, educación, fanatismos y el incierto futuro. 

Reflexiones todas en clave latinoamericana, matizadas por las experiencias que cada uno de estos dos intelectuales ha acumulado a lo largo de su vida.  Con mucha coherencia respecto de su visión del mundo, pero sobre todo con muchísima honestidad respecto a la ansiedad que los desafíos de este cambio de época les genera. 

Dos pincelazos solamente: Fuentes dice “(…) la continuidad de la cultura es sorprendente en América Latina.  Porque es una cultura multifacética, no es sólo multi-europea, sino que a través de España es árabe, es judía, es romana y es griega y es india y es negra y es mulata y es mestiza.  Y más adelante Lagos añade “Tenemos la lengua común pero lo que no hemos tenido es la voluntad común de Europa, que es una voluntad política de integración”.

Una constante atraviesa el diálogo, el valor del lenguaje común, la centralidad de la cultura y la imperiosa necesidad de pensarnos como región, en un mundo que progresivamente se piensa y articula en bloques para enfrentar los nuevos retos de naturaleza global.  Como nos dice el editor de la obra, Juan Cruz, la obra es de alguna manera una redición de otro diálogo parecido que en 2002 se dio entre Felipe González, presidente de España entre 1982 y 1996, y Juan Luis Cebrián, director-fundador del diario El País. 

Ese es el tono de la conversación fluida entre Fuentes y Lagos.  Si puede, léalo. 

Prensa Libre, 11 de octubre de 2012.


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