miércoles, 11 de julio de 2012

Los senderos que se bifurcan

“(…) fundamentalmente han sucedido dos cosas: el centro de gravedad de la crisis se ha movido de los Estados Unidos a Europa y ha aumentado la incertidumbre sobre la desaceleración económica de China.”

Seguirle la pista a la coyuntura económica internacional es de suyo un ejercicio interesante y necesario.  Sobre todo desde la crisis de Lehman Brothers y la Gran Recesión que vino después, de la cual el mundo parece haber quedado en un estado de convalecencia prolongado y muy inestable.  Las razones de dicha fragilidad pueden ser varias. 

En ciertos casos porque los mecanismos nacionales e internacionales para tomar decisiones sustantivas operan con demasiada lentitud.  En otros porque simplemente las medidas de ajuste han cargado la mano demasiado hacia una dimensión (corrección fiscal) en desmedro de otras dimensiones tanto o más importantes para la estabilidad social, como la generación de empleo.  Cualquiera sea la razón, la sensación es siempre la misma: no se ha hecho lo suficiente y por ende seguimos en riesgo. 

En este contexto, recientemente fue publicado el informe macroeconómico 2012 del Banco Interamericano de Desarrollo titulado “El mundo de los senderos que se bifurcan.  América Latina y el Caribe ante los riesgos económicos globales”.  Interesante trabajo que da continuación al análisis del año anterior en el cual nos presentaba una región moviéndose en dos velocidades.

Por un lado, un grupo de países exportadores netos de commodities con alta exposición al comercio internacional de bienes y servicios con mercados emergentes, y baja dependencia de remesas provenientes de países industrializados.  Y por el otro, economías con características opuestas: mayor exposición con economías industrializadas y mayor dependencia de remesas provenientes de aquellos países.  El impacto de la recesión americana y el boom de precios internacionales era claramente diferenciado entre ambos grupos.    

El informe actualiza las condiciones económicas mundiales, en donde fundamentalmente han sucedido dos cosas: el centro de gravedad de la crisis se ha movido de los Estados Unidos a Europa y ha aumentado la incertidumbre sobre la desaceleración económica de China. 

A pesar de ello, el reporte mantiene un cauto optimismo con respecto a la región.  Los logros en materia de crecimiento, la capacidad de responder a choques externos, y el aprendizaje que se ha tenido en la implementación de políticas económicas y sociales, hacen pensar que Latinoamérica sigue a flote y con capacidad de enfrentar los cambios en el entorno global. 

Sin embargo, no deja de señalar focos de atención importantes.  La amenaza que constituye depender en exceso de productos primarios como el cobre para el caso peruano y chileno, o cereales para el caso de Argentina y Brasil, que podrían verse impactados negativamente por una contracción en China; las entradas de capital, que en economías emergentes muchas veces están asociadas a una crisis bancaria o recesión; la necesidad de mejorar el diseño de medidas contracíclicas para que efectivamente puedan cumplir dicho papel, expandiéndose en momentos de necesidad, y desmontándose cuando el entorno económico mejora; ó la exposición a bancos extranjeros, especialmente europeos, que pueden constituir un canal de contagio ante un frenazo en la economía del viejo mundo.

Habrá que ver cuál de todos los posibles senderos que se bifurcan finalmente ocurre, y si en efecto la región puede volver a enfrentar un nuevo remezón y salir bien librada.

Prensa Libre, 12 de julio de 2012. 

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