sábado, 10 de julio de 2010

COSEFIN

“Las finanzas públicas dejaron de ser un tema estrictamente de impuestos y gastos domésticos y han mutado hacia algo más global y complejo.”

Hasta hace algunos años, cuando en los países de Centro América se hablaba de relaciones internacionales, integración, y las instituciones que pueden impulsar dichos temas, se solía pensar casi exclusivamente en los Ministerios de Relaciones Exteriores. Era un tema más entre muchos que componen la nutrida agenda de los gobiernos. Eso ha cambiado radicalmente producto del dinamismo que nos ha impuesto la globalización.

En la actualidad, prácticamente todos los ministerios conforman el Organismo Ejecutivo tienen una instancia regional de coordinación. Es una evolución natural en la institucionalidad de los gobiernos. Que tiene todo el sentido del mundo porque los niveles de interdependencia regional y mundial, así como han facilitado el avance en muchos órdenes de la vida, de igual forma han venido acompañados de problemas y retos que hoy superan las capacidades de nuestros Estados nacionales en su formato actual.

El combate al crimen organizado, la agenda de migración internacional, el cambio climático, y la armonización de políticas comerciales son solamente algunos de los múltiples ejemplos que hoy obligan a sentarnos a la mesa entre países, para diseñar abordajes supranacionales a situaciones que impactan el día a día de nuestra gente. La aldea global finalmente se hizo realidad.

Es en dichos foros donde los ministros de la región se reúnen a conversar, entre homólogos, sobre temas de preocupación o interés común. Allí cruzan información, identifican áreas de convergencia, y muchas veces hasta construyen mensajes de región hacia otros actores regionales y globales que necesitan escuchar una voz y punto de vista unísono de países como los nuestros – pequeños y con peso e incidencia internacional limitados.

En el caso centroamericano lo interesante es observar cómo el proceso de madurez institucional y el regionalismo han alcanzado incluso a los Ministerios de Finanzas, quienes también han llegado a sentir la necesidad de una instancia de diálogo regional para impulsar temas de hacienda y crédito público. La razón es simple: las finanzas públicas dejaron de ser un tema estrictamente de impuestos y gastos domésticos y han mutado hacia algo más global y complejo.

Desde esa perspectiva, el músculo financiero del Estado – en este caso entendido como una adecuada gestión de los recursos públicos que le confiere la ciudadanía en la forma de impuestos – es una pieza clave; y que por lo tanto debe funcionar en armonía con todas las otras manifestaciones de ese mismo Estado para atender las necesidades de su población.

En tal contexto hacia el año 2006 se da vida al Consejo de Ministros y Secretarios de Hacienda o Finanzas de Centroamérica, Panamá y República Dominicana (COSEFIN). La agenda de trabajo ha sido muy rica desde sus inicios. Pero de forma muy especial durante los años 2008 y 2009, cuando estuvo fuertemente marcada por la crisis internacional y la modesta respuesta contra cíclica que nuestros gobiernos pudieron dar a la misma.

Allí fueron significativas varias declaraciones conjuntas de nuestros titulares del tesoro porque dieron un mensaje de unidad y preocupación compartida. Pero además, porque sonó como voz de alerta a los grandes organismos multilaterales, para no dejar en segundo plano las necesidades de apoyo técnico y financiero que tenían y siguen teniendo los vecinos más pequeños y modestos del barrio.

Por supuesto que el trabajo del COSEFIN también se compone de otros temas que superan la coyuntura, como por ejemplo: aspectos de unión aduanera, combate al contrabando, coordinación de las políticas fiscales, capacitación para cuadros técnicos, entre otros. En un sentido más amplio, lo interesante de este foro permanente de ministros de hacienda es que ha ido poco a poco encontrando su espacio propio en la dinámica y arquitectura de la integración centroamericana.

Como cualquier institución joven, ha tenido que pasar por un proceso de gestación y consolidación no exenta de dificultades. Naturalmente ha descansado en sus primeros años de vida en el dinamismo y personalidad de aquellos ministros que fueron los padres y madres de la criatura. Hoy día, salvo los ministros Guevara de Nicaragua y Bengoa de República Dominicana, prácticamente todos han cambiado. Unos como producto del recambio que acompaña los ciclos políticos de nuestras democracias, y otros a consecuencia de movimientos y coyunturas al interno de gabinetes de gobierno.

COSEFIN enfrenta hoy varios retos institucionales y políticos tanto o más importantes como los de los años recientes. Las estrategias de salida a los impulsos fiscales dados durante la crisis, el diálogo con organismos multilaterales para la concepción e implementación de un nuevo regionalismo, y las urgentes necesidades que impone la recuperación de la senda del crecimiento con equidad, son solamente algunos de los temas que abonan la agenda de los responsables de las finanzas públicas centroamericanas.

En lo inmediato, el desafío más grande de dicha instancia probablemente sea consolidarse más allá del protoplasma de turno. Algo que por el bien de la región esperamos que sea así.

Prensa Libre, 8 de julio de 2010.

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