jueves, 19 de diciembre de 2013

Ideas para salir del bache



“(…) debemos encontrar mecanismos creativos para repatriar una parte de la productividad chapina en el extranjero.”

Con esta tercera entrega concluyo mis reflexiones sobre cómo salir del bache.  Surgieron porque hace unas semanas alguien me puso a pensar en los tres desafíos más importantes de desarrollo que enfrenta Guatemala y, bueno, decidí ponerlos en blanco y negro y compartirlos públicamente. 

Primero hice referencia al reto de elevar la productividad y el nivel de empleo.  En una segunda columna traté el tema de las nuevas bases fiscales para pasar de la estabilidad al desarrollo.  Aquí comentaré sobre esa otra dimensión que no puede ausentarse de cualquier análisis: la gestión del contexto externo. 

En un mundo tan interdependiente, en donde flujos financieros y de información viajan y generan reacciones prácticamente inmediatas, el entorno de los países es importante.  Que adquiere una relevancia aún mayor para naciones pequeñas con economías abiertas como la de Guatemala, porque su poder de maniobra y reacción es relativamente menor al de otros jugadores más grandes e influyentes. 

Así, el contexto externo de Guatemala se define por tres fenómenos fundamentales: comercio, migración y seguridad. 

Con relación al comercio, está claro que Guatemala hizo hace ya varios años una apuesta a un modelo exportador, esencialmente agrícola, haciendo un esfuerzo doble para diversificar su oferta –los otrora llamados productos no tradicionales– y darle algún valor agregado –lo que podríamos llamar una base mínima de agro industrialización–.  En el camino redujo aranceles y se embarcó en algunos tratados de libre comercio.

Sin embargo, al tener pocos destinos y una oferta exportable de poco valor agregado, mantenemos un nivel importante de vulnerabilidad a choques externos.  Subidas o caídas bruscas de precios internacionales o desastres naturales amplifican su impacto. 

El segundo rasgo característico de nuestro contexto externo tiene que ver con los flujos migratorios y las remesas como su manifestación económica más palpable.  Porque así como es incuestionable la importancia de las remesas, no se puede tampoco ocultar que la migración genera otros efectos menos deseables como una alta dependencia de los mercados laborales en los países que sirven de destino para nuestra diáspora, envejecimiento del campo, y un debilitamiento del tejido social y familiar.

Finalmente, la tercera característica tiene que ver con la inseguridad asociada al narcotráfico.  Al ser Guatemala una ruta natural hacia el mayor mercado de consumo de estupefacientes, la presencia del crimen organizado encuentra en nuestra debilidad institucional un espacio fértil y amplio para establecerse en el país y hacer negocios.  

En tal sentido, la respuesta de política pública para la gestión de un contexto externo con tales características pasa por tres elementos esenciales. 

El primero tiene que ver con un uso más agresivo de la política industrial.  Debemos aprovechar el alza en que se encuentra este instrumento de política pública, y usarlo activamente para una transformación productiva que contribuya a cerrar brechas territoriales y elevar nuestra productividad.

De igual forma es urgente una mayor vinculación política y económica de nuestra diáspora, y me refiero tanto a la mano de obra no calificada como calificada.  Hay que darle voz y participación en las decisiones nacionales.  En otras palabras, debemos encontrar mecanismos creativos para repatriar una parte de la productividad chapina en el extranjero.  Esto puede hacerse de muchas maneras, por ejemplo: vía remesas, coinversiones, retorno temporal o permanente de guatemaltecos, participación en procesos de auditoría social y participación política desde el extranjero.

En cuanto a seguridad y combate al crimen organizado, la tendencia regional camina consistentemente hacia un reconocimiento de un problema con dimensiones globales que se enfrenta con un instrumental de alcance nacional.  De manera creciente se impondrá la necesidad de coordinar acciones incluyendo territorios de paso pero también de destino, así como avanzar en sincerar los precios de ciertos mercados hasta hoy ilícitos.

Así, productividad y empleo, fiscalidad para el desarrollo y gestión del contexto externo, son para mí los tres principales desafíos estructurales que enfrenta Guatemala para salir del bache. 

Prensa Libre, 19 de Diciembre de 2014. 
 

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