jueves, 27 de mayo de 2010

Etica y conocimiento

“Siempre la ética profesional ha sido importante. Pero lo es todavía más ante la división del trabajo y la sobre especialización que constantemente impone el progreso.”

El 20 de mayo en las páginas de Science apareció una noticia que realmente mueve la frontera del conocimiento. Esta vez a manos de dos biólogos americanos, Craig Venter y Hamilton Smith, quienes trabajan en un campo de la ciencia llamado biología sintética. De hecho, hay que recordar que ya en 1995 estos individuos revolucionaron al mundo científico cuando decodificaron la primera secuencia de ADN en un organismo vivo.

Ahora dan otro paso emblemático y anuncian haber creado una bacteria con un genoma artificial. Es decir, crearon el primer organismo vivo que no tiene ancestros. La revista The Economist califica el hecho como algo “más profundo que incluso la misma detonación de la primera bomba atómica”.

Como era de esperarse, ya comienzan a surgir reflexiones sobre todo lo bueno que puede derivar de ahora en adelante: nuevas drogas para curar enfermedades, cosechas mejoradas, antibióticos más efectivos, entender más la evolución de las especies, en fin. Ciertamente nadie puede anticipar a dónde nos llevará este nuevo sendero del conocimiento científico.

Sin embargo, también genera preocupaciones y suspicacias. Voces de alerta que señalan sobre lo peligroso que puede llegar a ser este descubrimiento si cayera en manos de las personas equivocadas. Un viejo fantasma que nos persigue casi con cada descubrimiento que ha hecho el ser humano. La batalla que hoy se libra para limitar la capacidad que tengan ciertos países para enriquecer uranio – insumo para las bombas atómicas – es el ejemplo de más actualidad que tenemos.

Así es la evolución y el desarrollo de la humanidad. Lo mismo que puede mejorar la calidad de vida de muchas personas, también trae consigo el germen de destruir y comprometer la sostenibilidad misma del planeta. Como bien cita el editorial de dicha revista, la primera reacción que provoca este avance de la biología sintética y la potencial amenaza en que puede convertirse la generación de vida artificial, es restringir ó regular en exceso el acceso a este tipo de conocimiento.

Afortunadamente también hay quienes alzan la voz y nos recuerdan que siempre es mejor democratizar el conocimiento que privilegiarlo a una elite. Al compartirlo se le convierte en un bien público, ampliándose así las posibilidades de la innovación y capacidad creativa de la comunidad científica mundial. De ahora en adelante serán muchas más cabezas ensanchando la brecha de investigación abierta por estos dos biólogos.

Cabe aquí una reflexión desde una perspectiva más filosófica, que tiene que ver con el espacio y la importancia que debe darse a la ética profesional. Siempre es importante (la ética profesional), pero lo es todavía más ante la división del trabajo y la sobre especialización que constantemente impone el progreso.

La razón es muy sencilla: el costo de obtener y gestionar información para todos y cada uno de los campos del conocimiento ha llegado a ser muy alto. Porque no solamente los campos del conocimiento se han multiplicado y especializado con los años. Además, la revolución tecnológica que acompaña a la globalización ha hecho explotar las cantidades de información que hoy están a la disposición de todos nosotros con un simple click en el computador o blackberry. El sueño de los Enciclopedistas del siglo XVIII ha mutado en la actual era del conocimiento a ser más bien gestores responsables de información.

Por lo tanto, llega un punto en el desarrollo científico en donde es solamente un hombre ó mujer – en el mejor de los casos un pequeño y selecto grupo –, quienes tienen acceso a la última innovación y al último concepto, sin que pueda alcanzarlos regulación o supervisión alguna. Es precisamente allí, cuando han quedado solos, parados sobre la frontera del conocimiento, que la ética profesional debe ser el último faro que guíe sus decisiones de manera responsable.

Descubrimientos como los que anunciaron Venter y Smith hace una semana no hacen sino constatar las palabras de Mikhail Gorbachov ante la crisis de pensamiento político y económico que ocasionó la caída del muro de Berlín en el mundo entero: los seres humanos siguen siendo capaces de encontrarle una salida a cualquier crisis, siempre que se les permita pensar, explorar, y ser creativos.

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