jueves, 9 de agosto de 2012

La O-16

“Barrondo nos dio razones para celebrar, pero también nos puso frente al espejo y lo volvió a romper con la piedra de la desigualdad.”

¿Cómo no nos íbamos a emocionar?  Imposible.  Nadie con una gota de sangre chapina en las venas podía evitarlo.  Las imágenes parecían de película en Londres y en Guatemala.  Allá unas escenas nos mostraban, por una parte, el aparatoso derrumbe del campeón defensor contra las vallas protectoras; y por la otra, la perseverancia de los tres punteros, que segundo a segundo (¡literalmente!) iban marcando sus diferencias con el resto del grupo y entre ellos mismos. 

Aquí la gente se agolpó frente a televisores en vitrinas de almacén, en sus casas, se prendían del radio y del internet, de lo que fuera.  La explosión de alegría fue general cuando vimos el cronómetro y los 11 segundos entre el primero y segundo lugar, y los 38 entre segundo y tercero.  Segundos solamente, pero que nos supieron a eterna gloria.  Como dijo un comentarista: ¡Guatemala acababa de entrar a la diplomacia olímpica!

Asentado ya el polvo de la emotividad, naturalmente las reflexiones de fondo comienzan a salir.  Algunas con más chispa, como aquella amiga que puso en Facebook “¡La primera medalla olímpica es O-16!”, recordándonos que el triunfo no vino de una cédula A-1.  Es decir, de aquel subconjunto del territorio que aun concentra las mayores  oportunidades de superación en este país.  

O aquel otro colega que, siendo fiel a su vocación analítica, se fue inmediatamente a revisar unos datos estadísticos y nos dijo que “nuestro único medallista olímpico nació en Aldea Chuyuc de San Cristóbal Verapaz, municipio de menos de 60 mil habitantes, con el puesto 286 de 334 municipios en el índice de desarrollo humano (IDH), pero da puesto 2 en marcha a nivel mundial”.  Es decir, un hijo y nieto de la pobreza estructural que hay en Guatemala.   

Al final, el mensaje consciente o inconsciente es el mismo:  Barrondo nos dio razones para celebrar, pero también nos puso frente al espejo y lo volvió a romper con la piedra de la desigualdad.  Nos hizo un nudo en la garganta y llenó de lágrimas nuestros ojos, al mismo tiempo que nos señalaba el camino que nos queda para superar esas brechas sociales.  Profundas diferencias que hoy todavía separan los múltiples mundos que coexisten en Guatemala cual placas tectónicas.  Que no se cruzan casi nunca, pero que cuando llegan a rozarse provocan terremotos sociales.   

Estoy seguro que a este muchacho los reconocimientos no le harán falta.  Que el aeropuerto estará lleno de gente lista para recibirlo y aplaudirlo merecidamente.  ¡Así debe ser! 

De lo que estoy menos seguro es si sabremos utilizar la ocasión para repasar y corregir otro poco nuestra desigualdad.  ¿Cómo hacerlo? Bueno, que tal comenzando por preguntarnos cómo es que surgen estos casos extremos (verdaderos “outliers” estadísticos), y cómo podemos hacer para que se multipliquen y sean una masa crítica.   

No hay que irse con la finta.  Vivimos en un sistema que reproduce – algunos van más lejos y aseguran que agranda – inequidad.  Esa que no permite que florezcan muchos Barrondo, Flores, Palacios, López ó Cordón.  Una sociedad que cada tantos años tiene alumbrones de genialidad, pero que son producto mas bien del esfuerzo individual que de unas condiciones y oportunidades mejor distribuidas.  

Pues bien, ahora que tenemos uno de esos frente a nosotros ¿por qué no usar la ocasión para ir más allá del aplauso y la porra?  ¿Por qué no aprovechamos para hacerle una auditoría profunda a nuestro sistema de inversión pública en formación de talentos, en los distintos campos: deportivo, artístico, científico, emocional? 

Esa sería una lección poderosa y transformadora que podemos sacar de Londres 2012.  Para que como sociedad aseguremos que de hoy en adelante nuestro capital humano más talentoso no tenga que conformarse con ser flor de un día en este país de la eterna primavera.

Prensa Libre, 9 de Agosto de 2012. 



1 comentario:

  1. Saludos cordiales desde Xela. Qué interesantes son sus artículos, particularmente me llamó la atención el que habla sobre el triunfo de Erick Barrondo, con su permiso lo compartiré en facebook.

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