viernes, 17 de septiembre de 2010

La década ganada

“Hoy podemos echar mano de lo que está cocinándose bajo el crecimiento económico peruano, la recuperación de espacios públicos de los colombianos, las redes de protección social uruguayas, la reducción de pobreza y desigualdad brasileña ó la profundización democrática costarricense.”

Cuando éramos estudiantes de universidad recuerdo cómo nuestros maestros y los principales analistas políticos y económicos nos hablaban de la década de los ochentas, refiriéndose a ella como “la década perdida”. Era el tiempo en que Latinoamérica daba el trago amargo de haberse puesto a juguetear con su gestión macroeconómica. Eran años de mucha intolerancia y un establishment claramente anti democrático. Días de palabras proscritas como progreso social, pobreza, reformas fiscales, redistribución del ingreso y derechos humanos. En el caso de Centro América, fue una época en que la región literalmente se desangraba por sus ideas políticas – tristemente hoy lo ha vuelto a hacer pero por razones más baratas y viles como la droga y el crimen organizado –.

Afortunadamente ha corrido agua bajo el puente, y hemos logrado superar varios de los problemas de entonces. Tanto así que el mundo nos ve de otra manera. Algunos incluso aventuran a decir que estamos ante “la década de América Latina”. En la actualidad prácticamente toda la región abraza la democracia como sistema político; los conflictos armados son parte de un capítulo duro y doloroso, pero que ya nadie considera como opción para llevar adelante transformaciones sociales y económicas aún pendientes; el crecimiento económico, aunque todavía modesto y volátil, poco a poco se ha ido quedando en nuestros países y contribuye a mejorar el nivel de vida de nuestra población; la gestión macroeconómica prudente nos parece hoy una obviedad, cuenta de ello es que La Gran Recesión no hizo tanto daño como en otras partes del planeta.

A propósito de los avances que hemos dado en las últimas décadas, la edición de The Economist de esta semana ha publicado un especial sobre América Latina. Francamente vale la pena leerlo despacio. Toma bastante bien la temperatura a nuestros países y sus principales retos de desarrollo.

En una de sus secciones el reporte aborda la agenda de progreso social en la región. Comienza por reconocer la reducción de pobreza que América Latina ha experimentado en los últimos años, explicando dicho avance básicamente por tres factores: crecimiento económico, control de la inflación, y programas sociales focalizados a los más pobres. Es cuando menos interesante el análisis que hace con respecto al crecimiento de la clase media baja en varios de nuestros países, tema que da para amplia discusión y debate.

Sin embargo, también enciende luces de alerta temprana sobre los nuevos desafíos que hoy se dibujan sobre nuestra agenda social. Por ejemplo, diseñar programas de reducción de pobreza urbana que sean tanto o más exitosos que los de pobreza rural; el desafío de lograr calidad educativa, dado que prácticamente hemos superado el reto de la cobertura en ciertos niveles; la reforma al gasto público, para darle más progresividad y capacidad de atención a la amplia masa de economía informal; así como la consolidación de nuestros incipientes sistemas de protección social.

En síntesis, aunque hay signos de avance, ello no es razón para ser autocomplacientes. Más bien, si de algo debemos cuidarnos los latinoamericanos es de no quedarnos atrapados en esos equilibrios de “baja intensidad”, en donde por una parte la crisis no llega a niveles que provoca procesos de transformación profunda; y por la otra, la inercia de un crecimiento mediocre y un Estado con poco músculo tampoco detonan círculos virtuosos de prosperidad y progreso.

Afortunadamente contamos con casos exitosos que ya han abierto brecha en diferentes áreas de desarrollo político, económico y social de la región. A diferencia de la década de los años noventa, cuando solamente teníamos el referente del milagro económico chileno, hoy podemos echar mano de lo que está cocinándose bajo el crecimiento económico peruano, la recuperación de espacios públicos de los colombianos, las redes de protección social uruguayas, la reducción de pobreza y desigualdad brasileña ó la profundización democrática costarricense, por citar algunos ejemplos.

Si estos cambios positivos se generalizan, es posible que en unos cuantos años podamos hablar de una “década ganada” para América Latina. Ello pasa por promover más integración y cooperación sur-sur, que permita una activa polinización cruzada entre nuestros pueblos. Ese es un camino muy efectivo para acortar tiempo y brecha en países como Guatemala, que todavía tienen importantes rezagos por atender y revertir.

Prensa Libre, 16 de septiembre de 2010.

1 comentario:

  1. Ya había leído sobre esto y me da gusto leer este tipo de artículos en el que no todo es negro y confuso para Latinoamérica, ahora toca ver la posición de Guatemala dentro del contexto Latinoamericano y cuáles han sido los avances o retrocesos que se han tenido.

    Muy buen blog siempre con material concreto e interesante.

    ResponderEliminar